domingo, 26 de septiembre de 2010

EL BRILLO DE LA BOLERA



Cuatro son los puestos de aseadores de calzado en la calle donde se encuentra la presidencia municipal de Tlaquepaque, Jalisco. No pueden ser más, ya que son espacios que han estado allí por tradición, donde no pueden establecerse unos extras, debido a que la Asociación de Aseadores de Calzado de Tlaquepaque (una especie de sindicato) sólo permite que esos lugares se ocupen por un trabajador. Cuando éste ya no puede seguir laborando, el derecho de utilizar el lugar debe ser transferido a un familiar exclusivamente. Esta asociación es parte de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) organización que según sus propios estatutos busca defender los derechos humanos y constitucionales de sus trabajadores agremiados.

Juana Lourdes López Pérez es aseadora de calzado, es la única mujer en la fila de “boleros” del centro de Tlaquepaque. Lleva tres años en el oficio, es madre de dos hijas. Éstas son algunas de sus actividades y experiencias durante las jornadas que lleva a cabo.

Ella trabaja de lunes a domingo con un día de descanso, el miércoles. Entre semana llega a su puesto a las ocho treinta de la mañana y se retira a las cinco de la tarde, por lo regular. Los fines de semana se permite arribar un poco más tarde, pero se va a casa hasta las ocho de la noche.

El Ayuntamiento de Tlaquepaque le cobra a ella y a los demás una cuota cada tres meses por hacer uso del suelo, pero el cobro no se lo realizan a los aseadores directamente:

- De eso se encarga la misma mesa directiva de la Asociación, el pago de aquí del permiso y la renovación. Se le paga al sindicato y éste se “acomoda” con el Ayuntamiento - expresó Juana Lourdes, rodeada de sus cuatro sobrinas, niñas todas ellas excepto una, que ya vestía el uniforme de la escuela secundaria. Su hermana estaba allí también, en el puesto, acompañando a Juana Lourdes a la hora de la comida.

EN EL TRABAJO, ¿CÓMO VE LA SITUACIÓN EN LOS ÚLTIMOS AÑOS?

-Al principio uno no está aclientado, es lógico que es poco el trabajo que hay. Ahorita gracias a Dios ya está uno aclientado y a diferencia, pues sí está ahorita un poquito más bajito que el año pasado. Estuvo mejor el año pasado que ahorita- dijo Juana Lourdes mientras se rascaba un pequeño escozor que tenía en la mejilla, con las manos ennegrecidas por la cera.

¿CUÁL ES EL TIPO DE CLIENTES QUE TIENE MÁS A MENUDO?

- Pues es variable, pero lo normal son clientes entre veinte y treinta y cinco años los que más se vienen a bolear. Caballeros y damas también. Las damas vienen siendo de los cincuenta, sesenta años de edad, son las que más se bolean en mujeres-

Juana Lourdes dice que por día la visitan mínimo diez personas, pero es variable el número. La cantidad máxima de clientes que la llegan a visitar por día son cuarenta y cinco. Si utiliza tinta, el servicio cuesta $20 pesos, de no ser así, el costo es de $18. Los trabajos sobre calzado color claro son más costosos, ya que ella tiene que utilizar un tipo de tinta diferente, más cara y además el trabajo es más laborioso que con un calzado oscuro. Quiere decir que, en cualquiera de los días que asiste a trabajar, ella puede ganar entre $190 y $855 pesos, a los que tendrá que restarle el costo por el material utilizado.

En sus días de descanso, Juana Lourdes se dedica a las labores de su hogar. Atiende la casa, a su esposo e hijas. Su marido trabaja como vigilante en la tienda Milano, sus hijas están estudiando:

-Mi hija la más grande ya tiene quince años, ya no tengo que andar atrás de ella. La más pequeña sí, tiene seis años, va a cumplir siete. Ella sí, desde temprano que yo me vengo yo voy y la llevo a la escuela cuando tiene clases y ya que sale voy y la recojo, yo me encargo de ella siempre. La más grande se queda en su casa y ya que tiene que ir a la escuela, ella se arregla y se va. El día que yo descanso me dedico a lavar o equis cosa-

En ocasiones ha tenido la oportunidad para tomarse unos días y descansar. Le gusta el mar, le gusta que su trabajo no esté ubicado dentro de una gran empresa y que no tiene que ser “tan constante” Ella considera que una de las ventajas de su empleo es que no tiene un patrón, sino que el jefe es ella misma. De esta manera y cuando tiene dinero, puede tomarse vacaciones.

En Tlaquepaque y Guadalajara aún permanecen varios “carritos” de aseo de calzado. Es un oficio que se popularizó en la década de 1940, pero la mayoría de los trabajadores en estos dos municipios tienen en su actividad entre uno y cinco años de antigüedad. Los que más tiempo llevan “trapeando” calzado han estado más de cuarenta y cinco años, según datos arrojados por estudios del área de planeación del Ayuntamiento de Guadalajara. Estos estudios también exponen que un 82% de los lustradores en el centro histórico de la capital del estado han permanecido en el mismo lugar, además de que ellos suelen ganar entre $100 y $150 pesos diarios, a diferencia de la cantidad que gana Juana Lourdes en Tlaquepaque.

Ella no quiere comenzar con otro empleo:

-Me gusta mi trabajo y aparte yo defino lo que yo quiera ganar, depende de mí. Si quiero ganar bien, pues todo el día me la aviento. Pero si digo: “con esto ya la hago” a las tres o cuatro de la tarde ya me puedo retirar. No checo tarjeta, no me traen a la corre y corre, no ando en boca de los compañeros. No. Soy yo misma mi trabajo y estoy contenta con lo que hago-

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