miércoles, 29 de septiembre de 2010

Hasta la victoria siempre, dijo el Che Guevara

En la plaza Juárez, donde suele colocarse el tianguis cultural de la ciudad los estudiantes sólo ocupaban la mitad de la avenida 16 de septiembre y el jardín de la Biblioteca Pública del Estado olía a orina. A las once de la mañana comenzaron a avanzar los cinco contingentes de universitarios en demanda de presupuesto para la casa de estudios pública del estado de Jalisco.

Policías sin pistolas, sólo macanas. Los de seguridad pública también funcionaron como agentes de tránsito. Las calles estaban habitadas prácticamente por policías y manifestantes. Los comercios cerrados, los funcionarios refugiados detrás de los cristales de sus dependencias, resguardadas por personal privado de seguridad, todos con cara de expectación. Así lucía la Procuraduría General de la República, la Secretaría de Cultura y la de Seguridad Pública. Las calles perpendiculares a la vía de la manifestación estaban desoladas también, el tránsito interrumpido también en éstas.

“Emilio, puñal, te coge el cardenal”

Uno de los argumentos del gobernador de Jalisco Emilio González para no entregar a la Universidad los recursos que ésta solicita es que la institución educativa no es lo suficientemente transparente en sus cuentas y que los funcionarios no invierten el dinero en el desarrollo académico, sino en proyectos de negocio, en especial en foros de espectáculo. Uno de esos foros es el Teatro Diana. Los manifestantes pasaron enfrente de éste recinto sin mayor desasosiego, mientras un hombre que portaba una mochila era aprendido por policías justo enfrente del Teatro, al cruzar la calle. El personal de seguridad pública (cinco policías varones y una mujer) le quitó al hombre dos grandes cuchillos, como de carnicero. Lo esposaron, lo sostuvieron contra la pared y revisaron sus pertenencias. En la mochila no encontraron alguna otra arma.

Donde se encuentra la Secretaría de Seguridad Pública comenzaron a aparecer los policías armados: pistolas, rifles, chalecos antibalas. Fue una cuadra más adelante donde se juntaron dos contingentes, para formar una masa conformada principalmente por tres centros universitarios regionales, uno de la zona metropolitana y tres preparatorias. Fue entonces cuando la avenida fue ocupada en su totalidad por los universitarios.

“Emilio culero, queremos el dinero”

Personal de la universidad con función de apoyo iban vestidos con playeras amarillas. Éstos se encargaban de mantener a la multitud en un grupo más compacto que desperdigado, por medio de lazos del mismo color. Uno de ellos, un hombre a bordo de una motocicleta se encargó de sacar de la manifestación a un anciano que deseaba participar:

- Usted puede apoyar, pero de aquel lado de la calle, váyase para allá.

El anciano usaba un bastón, ya que tenía una evidente dificultad para caminar debido a una deformidad en la pierna izquierda. El hombre de la motocicleta alegaba que el anciano estaba ebrio y no era conveniente que éste se integrara a la aglomeración. El protestante frustrado tenía una gran mancha en su pantalón, posiblemente de orina.

- ¡Pero si yo soy guerrillero!

- No señor, no puede estar aquí - Y le frenaba el paso adelantándose en su vehículo.

Ante la negativa del anciano de retirarse, el hombre en la motocicleta recibió el apoyo de un policía. Éste último fue más contundente y con palabras menos amables, lo obligó a irse.

¿Qué pasó señor? ¿Por qué no lo dejaron entrar a la manifestación?

- Que porque no soy estudiante- respondió el anciano.

Su nombre es Carlos. Continuó:

- No soy estudiante, pero ayudo a las luchas. Protestando contra el gobierno para que haya nuevas escuelas-

Carlos estaba más informado que algunos de los estudiantes que asistieron a la marcha, ya que algunos eran entrevistados por reporteros de televisión y al momento de ser cuestionados por el móvil de la manifestación, éstos no sabían qué responder y se enredaban con sus propias palabras.

El policía no le permitió al señor Carlos incorporarse ya que “se acababa de tomar una cerveza” según explicó. Y terminó:

- Hasta la victoria siempre, dijo el Che Guevara. Vamos a darle en su madre en el Palacio- refiriéndose al gobernador.

La congregación masiva se concentró en la plaza al frente del Teatro Degollado. Contingentes de preparatorias, centros universitarios y trabajadores de la Universidad entraban a la plaza en bloques de personas que parecían nunca terminar. La marcha se interrumpía por minutos, colmando un gran espacio cuadrado que parecía agotarse por minutos de recibir a tanta gente. Un estrado con apariencia más cercana a un escenario estaba al final de la plaza.

Profesores, trabajadores y administrativos estaban arriba del estrado acompañados por los presidentes municipales de Guadalajara, Tlaquepaque y Tonalá, así como por el rector de la Universidad, Marco Antonio Cortés Guardado y el escritor Fernando del Paso.

Sonaba en los altavoces dispersados por la Plaza Liberación:

“Estamos ante un grupo intolerante que no comprende a la comunidad universitaria. Un gobierno que ha desplegado una campaña de lodo para desprestigiar a la Universidad”

“No permitiremos que este gobierno de clase fascista trate de frenar el desarrollo de nuestra alma mater”

“Gobernador, ¡Escúchanos!”

Al terminar las participaciones al micrófono de algunos de los ocupantes del estrado, 3 Mother Funkers, un grupo musical comenzó a tocar y la masa a desintegrarse. Tomó cerca de dos horas para que las calles de Guadalajara comenzaran a tomar de nuevo un aspecto habitual, cuando los estudiantes regresaron a los autobuses que los condujeron a los puntos donde comenzaron la manifestación.

domingo, 26 de septiembre de 2010

EL BRILLO DE LA BOLERA



Cuatro son los puestos de aseadores de calzado en la calle donde se encuentra la presidencia municipal de Tlaquepaque, Jalisco. No pueden ser más, ya que son espacios que han estado allí por tradición, donde no pueden establecerse unos extras, debido a que la Asociación de Aseadores de Calzado de Tlaquepaque (una especie de sindicato) sólo permite que esos lugares se ocupen por un trabajador. Cuando éste ya no puede seguir laborando, el derecho de utilizar el lugar debe ser transferido a un familiar exclusivamente. Esta asociación es parte de la Confederación Revolucionaria de Obreros y Campesinos (CROC) organización que según sus propios estatutos busca defender los derechos humanos y constitucionales de sus trabajadores agremiados.

Juana Lourdes López Pérez es aseadora de calzado, es la única mujer en la fila de “boleros” del centro de Tlaquepaque. Lleva tres años en el oficio, es madre de dos hijas. Éstas son algunas de sus actividades y experiencias durante las jornadas que lleva a cabo.

Ella trabaja de lunes a domingo con un día de descanso, el miércoles. Entre semana llega a su puesto a las ocho treinta de la mañana y se retira a las cinco de la tarde, por lo regular. Los fines de semana se permite arribar un poco más tarde, pero se va a casa hasta las ocho de la noche.

El Ayuntamiento de Tlaquepaque le cobra a ella y a los demás una cuota cada tres meses por hacer uso del suelo, pero el cobro no se lo realizan a los aseadores directamente:

- De eso se encarga la misma mesa directiva de la Asociación, el pago de aquí del permiso y la renovación. Se le paga al sindicato y éste se “acomoda” con el Ayuntamiento - expresó Juana Lourdes, rodeada de sus cuatro sobrinas, niñas todas ellas excepto una, que ya vestía el uniforme de la escuela secundaria. Su hermana estaba allí también, en el puesto, acompañando a Juana Lourdes a la hora de la comida.

EN EL TRABAJO, ¿CÓMO VE LA SITUACIÓN EN LOS ÚLTIMOS AÑOS?

-Al principio uno no está aclientado, es lógico que es poco el trabajo que hay. Ahorita gracias a Dios ya está uno aclientado y a diferencia, pues sí está ahorita un poquito más bajito que el año pasado. Estuvo mejor el año pasado que ahorita- dijo Juana Lourdes mientras se rascaba un pequeño escozor que tenía en la mejilla, con las manos ennegrecidas por la cera.

¿CUÁL ES EL TIPO DE CLIENTES QUE TIENE MÁS A MENUDO?

- Pues es variable, pero lo normal son clientes entre veinte y treinta y cinco años los que más se vienen a bolear. Caballeros y damas también. Las damas vienen siendo de los cincuenta, sesenta años de edad, son las que más se bolean en mujeres-

Juana Lourdes dice que por día la visitan mínimo diez personas, pero es variable el número. La cantidad máxima de clientes que la llegan a visitar por día son cuarenta y cinco. Si utiliza tinta, el servicio cuesta $20 pesos, de no ser así, el costo es de $18. Los trabajos sobre calzado color claro son más costosos, ya que ella tiene que utilizar un tipo de tinta diferente, más cara y además el trabajo es más laborioso que con un calzado oscuro. Quiere decir que, en cualquiera de los días que asiste a trabajar, ella puede ganar entre $190 y $855 pesos, a los que tendrá que restarle el costo por el material utilizado.

En sus días de descanso, Juana Lourdes se dedica a las labores de su hogar. Atiende la casa, a su esposo e hijas. Su marido trabaja como vigilante en la tienda Milano, sus hijas están estudiando:

-Mi hija la más grande ya tiene quince años, ya no tengo que andar atrás de ella. La más pequeña sí, tiene seis años, va a cumplir siete. Ella sí, desde temprano que yo me vengo yo voy y la llevo a la escuela cuando tiene clases y ya que sale voy y la recojo, yo me encargo de ella siempre. La más grande se queda en su casa y ya que tiene que ir a la escuela, ella se arregla y se va. El día que yo descanso me dedico a lavar o equis cosa-

En ocasiones ha tenido la oportunidad para tomarse unos días y descansar. Le gusta el mar, le gusta que su trabajo no esté ubicado dentro de una gran empresa y que no tiene que ser “tan constante” Ella considera que una de las ventajas de su empleo es que no tiene un patrón, sino que el jefe es ella misma. De esta manera y cuando tiene dinero, puede tomarse vacaciones.

En Tlaquepaque y Guadalajara aún permanecen varios “carritos” de aseo de calzado. Es un oficio que se popularizó en la década de 1940, pero la mayoría de los trabajadores en estos dos municipios tienen en su actividad entre uno y cinco años de antigüedad. Los que más tiempo llevan “trapeando” calzado han estado más de cuarenta y cinco años, según datos arrojados por estudios del área de planeación del Ayuntamiento de Guadalajara. Estos estudios también exponen que un 82% de los lustradores en el centro histórico de la capital del estado han permanecido en el mismo lugar, además de que ellos suelen ganar entre $100 y $150 pesos diarios, a diferencia de la cantidad que gana Juana Lourdes en Tlaquepaque.

Ella no quiere comenzar con otro empleo:

-Me gusta mi trabajo y aparte yo defino lo que yo quiera ganar, depende de mí. Si quiero ganar bien, pues todo el día me la aviento. Pero si digo: “con esto ya la hago” a las tres o cuatro de la tarde ya me puedo retirar. No checo tarjeta, no me traen a la corre y corre, no ando en boca de los compañeros. No. Soy yo misma mi trabajo y estoy contenta con lo que hago-

lunes, 13 de septiembre de 2010

Mujeres y revolución


En los años anteriores al levantamiento armado de 1910, comenzó una transformación social e ideológica que se fue gestando hasta dar lugar a la rebelión armada del 20 de noviembre. Las mujeres tuvieron un papel importante en el antecedente inmediato a la revolución mexicana, participación que no suele recordarse en la Historia oficial, ni en las celebraciones, es por ello que señalaré su relevancia:

Es innegable, durante los treinta años que Porfirio Díaz estuvo al frente del país se lograron importantes avances económicos, principalmente en el sector de la industria, la minería y los ferrocarriles. Pero el progreso no benefició a todos: los campesinos eran despojados de sus tierras, para beneficiarse las compañías privadas y los hacendados, además de que los obreros realizaban jornadas de trabajo extenuante y mal remunerado. Con el desarrollo industrial fue necesaria la mano de obra de las mujeres, pero ello no significó un avance en materia de equidad de género, ya que sus derechos tampoco fueron respetados, ni se les brindó la seguridad laboral que se les debía otorgar.

Había inconformidad entre los más vulnerables, pero fueron los integrantes de la clase media (maestros, personas con alguna formación técnica y abogados) los que comenzaron a expresar públicamente sus inconformidades, mediante periódicos de oposición y huelgas.
En el año de 1907, sólo tres años antes del movimiento armado, el 78.29% del total de profesores en México eran mujeres 1. Si los maestros fueron de los primeros grupos en expresarse en contra del régimen, la estadística nos hace pensar que las mujeres ejercieron una influencia importante para que se llevara a cabo la revolución social.
Para ilustrar lo anterior, está el trabajo de Dolores Jiménez y Muro (1850 – 1925), profesora, periodista y defensora de los derechos. Redactó el Plan político -social de la Sierra de Guerrero, el cual es considerado el antecedente inmediato del Plan de San Luis (con el que Francisco I. Madero convocó a rebelión armada el 20 de noviembre de 1910)

Dolores Jiménez y Muro desconoció al gobierno de Díaz, buscaba la dignificación de los indígenas, estaba a favor de un aumento salarial a los jornaleros, buscó la reducción de la jornada laboral a 8 horas, se manifestó en contra de los monopolios y apostaba por el voto libre y la no reelección.

Realizó una doble lucha por la igualdad de derechos: los de las mujeres y los de la sociedad mexicana en general: “Es tiempo de que las mujeres mexicanas reconozcan que sus derechos y obligaciones van más allá del hogar” manifestó en una protesta el 11 de septiembre de 1910 en la Ciudad de México. Después de unirse al zapatismo como oradora y profesora, Victoriano Huerta la encarceló. Sus últimos días los dedicó a escribir en la revista El correo de las señoras.

Una revolución de ideas. Las mujeres como Dolores Jiménez y Muro influyeron de manera determinante en lo que sería el proceso revolucionario en México, labores y logros que deben comenzar a ser reconocidos por la Historia del país.