lunes, 17 de mayo de 2010

YA NO ES UNA ENFERMEDAD

17 de mayo, Día Internacional Contra la Homofobia

Ya no es una enfermedad. Hace veinte años que una organización internacional de salud ya no la considera así. Alguna vez lo fue, así estaba tipificada. Hoy podemos decir que las personas homosexuales son normales y no enfermas como antes se pensaba. Sin embargo, tal ha sido la realidad que, a pesar de las acciones para minimizar los efectos de la homofobia en la sociedad actual, hay quienes se han construido su propia enfermedad a raíz del miedo al rechazo y por culpa de la necesidad de ser aceptados.

Hablo de aquel hombre que tiene más de cuarenta y cinco años de edad. Aquel eternamente soltero al que su familia critica por no haber formado una familia como todas. El hombre homosexual que se privó de vivir su vida con un hombre a su lado, ya que le enseñaron desde niño que aquello era incorrecto. Digo que hay quienes se han construido su propia enfermedad al saber de aquellos hombres y mujeres, que buscan la compañía casual de jóvenes, pensando que de esta manera serán rejuvenecidos, pensando que así obtendrán el afecto que ellos mismos se negaron durante toda su vida, y ahora sienten el peso del tiempo encima.

Enfermedad la que surge cuando un hombre se casa con una mujer y tienen hijos, aún siendo el varón homosexual. Enfermedad y conflictos mentales que serán provocados por llevar una vida de apariencias. Infección la que posiblemente le trasmitirá a su esposa, por satisfacer los deseos sexuales del hombre con otros hombres, trabajadores sexuales tal vez. Conflictos mentales que no serán exclusivos del marido, cuando su esposa se dé cuenta de las preferencias de su pareja y deba vivir con ello, en silencio, ya que toda su vida le han enseñado que debe permanecer con su esposo pase lo que pase, es su “cruz” y debe cargar con ella.

No hay que olvidar los problemas que viven hombres y mujeres jóvenes, que pasan innumerables experiencias negativas en la búsqueda de su pareja homosexual ideal, ya que tienen que hacerlo a escondidas y con el reproche de quienes están a su alrededor. Problemas que también vive el adolescente que es objeto de burlas en la escuela por mostrar actitudes que se consideran propiamente femeninas; la adolescente que vive las mismas circunstancias a la inversa y la obligación que ellos sentirán de burlarse de otros jóvenes para no ser descubiertos en su homosexualidad, buscando de esta manera ser aceptados.

Ideas aprendidas desde siempre, cual lecciones de hipnopedia, las que asimila el niño que una vez hombre defenderá sólidamente que mostrar sentimientos es exclusivo de las mujeres, el que es aprehendido si muestra alguna conducta que se desvíe de su “masculinidad”. Son ideas que se empiezan a formar, desde aquel día en que el pequeño debió olvidarse de la relación que había llevado con su madre para comenzar a ser “un hombre” y hacer cosas típicas de los varones, aunque éstas no le agraden.

No hay que olvidar la incipiente conformación de los roles de género, Está la niña que no debe jugar con cochecitos, pues será una “marimacha”. Están los niños que siempre deberán divertirse con juguetes bélicos y juegos bruscos, pues así deben ser ellos. Ese mismo niño que tiene prohibido jugar con las niñas, ya que no debe aprender actitudes que interfieran con el “macho” que será en un futuro. ¿Dónde comienza todo esto? Recordemos que desde bebés los varones van de azul, las niñas de rosado y son cosas que no deben cambiarse.

La homosexualidad ya no se considera oficialmente una enfermedad, toda la sociedad debe de saberlo. La verdadera enfermedad sería continuar viviendo así.

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