Deje de lado lo refinado
Cuando la gente lee reseñas de restaurantes en publicaciones especializadas y revistas de entretenimiento, lo que encuentra generalmente es publicidad disfrazada de reportaje. Dicha publicidad trata principalmente de lugares “refinados” y costosos.
En esta ocasión nos ocuparemos de un lugar costoso, pero no refinado. Mc Donald’s es el restaurante de comida rápida más famoso en el planeta. No hace falta remitirnos a estudio de mercado alguno o estadística; sino que alcanza con preguntarle a cualquier niño: “¿A dónde te gusta que te lleven a comer tus papás?” y la respuesta será casi inmediata, con una sonrisa de ilusión incluida.
¿Dónde puede encontrar un restaurante de estos? Prácticamente en todo México y el mundo. Tan sólo en la ciudad de Guadalajara, Mc Donald’s cuenta con 14 sucursales y seguirá abriendo más (cinco sucursales nuevas al día a nivel mundial, según gestiopolis.com).
Así se vive
Por si usted es una de esas rarezas que nunca ha pisado un Mc Donald’s, cuando se decida a hacerlo, vivirá la experiencia así:
Atrás de una serie de computadores color azul encontrará jovencitos y muchachas en vaqueros azules y camisas polo color rojo, con delgadas líneas en amarillo. Estos jóvenes de gorra lo saludarán mecánicamente y le preguntarán que es lo que desea ingerir.
Con la ayuda de las engañosas imágenes que están colocadas donde todo comensal las puede ver, usted se decidirá por una hamburguesa y sus complementos. El joven o la chica tratarán de persuadirlo (y esto siempre es así) para que usted se lleve una hamburguesa más grande, le agregue más ingredientes o disfrute un postre más calórico aún.
Es aquí donde entra la justificación de por qué decimos que Mc Donald’s es costoso pero no refinado. Lo que usted vislumbra como una comida sencilla puede terminar siendo “mejorada” por tocino, guacamole, algún pan especial y un McFlurry con un poquito más de galletas. Todo en tamaño extra, lo cual aumentará considerablemente la cuenta a pagar, la que le aconsejamos pague en efectivo, ya que si deslizan su tarjeta, le cobrarán cinco pesos adicionales al total.
Transcurridos cinco o diez minutos (cuando el restaurante no se encuentre copado de gente ansiosa de carne, de ser así la espera será mayor) su orden le será entregada, ya sea para llevar en una bonita bolsa de papel reciclado o para comer allí, en una charola plástica.
Nuestra experiencia
Para nuestro día de comida rápida elegimos el jueves porque es cuando los restaurantes de esta cadena ofrecen su mejor hamburguesa al precio más bajo: la Big Mac cuesta sólo 37 pesos, cuando en el resto de la semana el costo puede superar los 100 pesos, dependiendo de la ciudad y la ubicación de la sucursal (en zonas turísticas y aeropuertos todo el menú suele ser más caro).
Pedimos comida para el momento y para llevar. Pero ¿qué pasa? Las hamburguesas llevan cátsup, mostaza, mayonesa, salsa si se gusta. ¿Dónde están? Tenemos que advertirle que es usted quien debe pedir que le den estos sazonadores. Y lo tiene que hacer con la cantidad exacta de sobres, de lo contrario, no le darán nada.
Y llegó la hora de comer. Nuestras Big Mac reposaban en sus respectivas cajas de cartón. Al abrirlas descubrimos unas hamburguesas que nos sugerían cómo fue su proceso de preparación:
El pan, parcialmente caliente. En el fondo de la caja de cartón, algunos trozos de lechuga que no atinaron a caer dentro de la hamburguesa y denotaban la rapidez con que ésta fue preparada. La carne, como si una aplanadora le hubiese pasado a la vaca por encima: oprimida y triste.
Pero todo lo anterior importó poco al momento de dar el primer mordisco, bocado inaugural que le arrancó buena parte a la hamburguesa de una vez, lo que fue verdaderamente triste al dar cuenta de la fugacidad de sus proporciones. Ese aderezo Big Mac que los mortales no sabemos qué contiene, esa cátsup ácida que combina a la perfección, esas papas saladas en demasía que ingeríamos una seguida de otra hasta terminarlas todas. Es por ello que nos “encanta Mc Donald’s” como bien reza su eslogan.
Reconocemos que es malévolo, que lo que en países desarrollados es considerado comida barata y rápida, en México no lo es, ni lo uno ni lo otro, pero nos gusta. Nos gusta sencillamente por su sabor, ese dejo de Mc Donald’s en el paladar que caseramente jamás se podrá igualar. Sabemos que no es saludable, pero pocas cosas en la vida lo son, así que ¿por qué preocuparse?
Por esta y por mil razones más nos declaramos patológicamente enamorados de Mc Donald’s. Y lo seguiremos estando.
Te recomiendo un documental/película (a lo mejor ya sabes cual, sino no está por demás) se llama: "Super-engórdame" (Super size me). Lo consigues barato en Ghandi o Mixup. Saludos
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